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El
Principe y Su Regalo de Amor Había
un joven príncipe lleno de ilusión, que quería casarse con una sincera
muchacha humilde del campo de su reino. El
príncipe encontró en ella belleza como nunca había visto y vio que en su
alma había sencillez y dulzura. Seguro
de su amor por ella, fue a casa del padre de la muchacha para pedirle su mano
en matrimonio. Y el padre honrado
pero mirando por la felicidad de su hija, le pidió una prueba de amor al príncipe. El
príncipe le dijo que como prueba iba
a traer lo mas precioso de su reino a la muchacha.
El padre concedió. El prójimo
día el príncipe llego a el campo y le presento una cajita de oro forrada en
rubís con esmeraldas. El padre
impresionado pero no complacido le digo que era preciosa pero no creía que
era suficiente para comprobar un amor sincero. El
príncipe regreso a su reino y mando a preparar una cena de reyes con todas
las carnes de res y aves igual que todas la frutas mas dilectas.
Los cocinero prepararon la cena y se esmeraron con sus postres y
cremas. Completaron la cena con cubierto de plata, platos de
porcelana y manteles de hilo. El
príncipe envió todo lo preparado al campo y preparo condiciones para que el
padre disfrutara de la mejor cena que se pudiera preparar. Al
final del evento, el padre se veía satisfecho pero no complacido. Le
aseguro al príncipe que la cena era la mejor que reyes o pobres pudieran
experimentar pero no era suficiente para comprobar un amor sincero. El
príncipe regreso a su reino y mando a buscar en todos los jardines del mundo
las flores mas bellas. Las mas coloridas, y mas perfumas se buscaron.
Coleccionadas, mando a preparar en el campo del hombre el jardín
florar mas bello que cualquier tierra pudiera brindar. Al
ver el jardín de flores bellas que el príncipe había mandado a sembrar, el
padre se veía motivado por la belleza pero no complacido.
Le dijo al príncipe que aun no había comprobado un amor sincero.
Al ver la expresión frustrada del príncipe, le explico al
joven enamorado, que por
todas las maravillas que había traído no había ofrecido el objeto mas
precioso que pudiera ofrecer, por lo tanto no podía ofrecerle amor a su hija.
El
príncipe perplejado le pidió una oportunidad mas a el padre y el padre no fácilmente
convencido se la otorgo.
Al
fin decidió que regresaría aun con sus manos vacías.
No concebía vivir sin lograr su mano en matrimonio.
Y pensó regresar a suplicarle a su padre. Cuando
el príncipe llego a las puertas de la casita humilde de campo, al padre le
suplico. Le confeso que no había
encontrado nada mas precioso para comprobar su amor.
Le hablo de las noches que paso pensando en que podía traer y en el vació
que encontró. Al fin le rogó al
padre que aceptara que su hija se casara con el aunque no podía comprobar el
amor que tenia por ella con ningún regalo precioso.
Explico que no había encontrado nada para traer que superara lo
anterior, pero que no podía detener el venir ya que en su corazón no concebía
una vida sin su hija a su lado. Solo
podía extender su mano vacía como prueba de lo vació que estuviera su corazón
sin ella en su vida. El
padre le miro complacidamente y le dijo que al fin había traído lo mas
precioso que podía ofrecer como prueba de su amor, el mismo y fe. |
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